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La incontinencia urinaria masculina que pocos comentan

La incontinencia urinaria masculina que pocos comentan

⏳ Tiempo de lectura: 4 minutos

La incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, la pérdida de orina al toser, estornudar, levantar peso o realizar esfuerzo puede afectar a algunos hombres, especialmente tras intervenciones prostáticas. Este fenómeno suele minimizarse o ignorarse, lo que dificulta el diagnóstico oportuno y el tratamiento.

En este artículo se analizará qué la causa, cómo se diagnostica, qué opciones terapéuticas existen (desde las menos invasivas hasta las quirúrgicas) y qué expectativas realistas pueden tener los pacientes y los profesionales del área urológica.


¿Qué es y por qué ocurre?

Mecanismo fisiológico y factores de riesgo

La incontinencia urinaria de esfuerzo aparece cuando la presión dentro del abdomen supera la capacidad del esfínter uretral para retener la orina. En hombres, esto es raro en condiciones normales, porque el mecanismo esfinteriano y el soporte uretral suelen ser suficientes. Pero hay situaciones que alteran ese equilibrio:

  • Cirugía prostática: especialmente tras una prostatectomía radical, los nervios o tejidos esfinterianos pueden dañarse, debilitando la continencia.
  • Radioterapia pélvica: puede alterar la vascularización o elasticidad del tejido uretral.
  • Enfermedades neurológicas que afecten la inervación del suelo pélvico o del esfínter.
  • Edad avanzada y cambios degenerativos en los músculos y tejido conectivo.
  • Otros factores como tos crónica, obesidad o esfuerzo repetido pueden agravar el problema al aumentar la presión intraabdominal.

Aunque la incontinencia en hombres es menos frecuente que en mujeres, las estimaciones indican que afecta al 11 % a 34 % de hombres de edad avanzada, con un porcentaje menor en los que reportan fuga diaria. También, entre quienes se someten a una cirugía de próstata, una buena parte experimenta pérdida de orina transitoria que mejora con el tiempo.Incontinencia urinaria en hombres


Tipos de incontinencia urinaria en el hombre

Aunque nos enfocamos en la forma por esfuerzo, conviene distinguirla de otras variantes:

  • Incontinencia de urgencia: ocurre cuando hay una contracción involuntaria del músculo de la vejiga (detrusor), que força la salida de orina incluso sin esfuerzo.
  • Incontinencia mixta: combina características de esfuerzo y de urgencia.
  • Incontinencia por rebosamiento (overflow): se da cuando la vejiga no se vacía correctamente y la presión la sobrepasa, provocando pérdidas.

El primer paso del manejo es determinar cuál de estas formas (o combinación) predomina.


Diagnóstico: saber con certeza

Para orientar un tratamiento adecuado se necesita confirmar el tipo de incontinencia y su gravedad.

Historia clínica y examen físico

Un médico especializado normalmente un urólogo realiza una evaluación que incluye:

  • Recoger datos sobre cuándo ocurren fugas, con qué frecuencia, en qué situaciones (tos, esfuerzo, deporte, cambio de posición).
  • Registrar posibles factores asociados: cirugías previas, radioterapia, enfermedades neurológicas, uso de fármacos que puedan interferir.
  • Realizar exploración física para detectar debilidad del suelo pélvico, prolapso uretral o efectos de la cirugía prostática.

También suele indicarse:

  • Diario miccional: anotar cada micción, volumen, episodios de fuga, consumo de líquidos.
  • Prueba de peso de absorbente en 24 horas: se pesa el material absorbente antes y después para cuantificar la fuga. En hombres post-prostatectomía, los rangos suelen clasificarse como leve (< 100 g/día), moderado (100–400 g) o grave (> 400 g).
  • Ecografía post micción (residuo post-miccional): mide cuánta orina quedó en la vejiga.
  • Cistoscopia o urodinámica en casos necesarios para explorar la anatomía de la uretra, la capacidad vesical, la presión del esfínter y las dinámicas de vaciado.

Con esos datos se define si corresponde una intervención conservadora inicial o si hay indicio para valorar tratamiento quirúrgico.


Opciones terapéuticas no invasivas primero

Las guías europeas y la Asociación Americana de Urología concuerdan en priorizar medidas menos agresivas antes de avanzar a procedimientos invasores.

Cambios en el estilo de vida y técnicas conductuales

  • Control de líquidos y entrenamiento vesical
  • Miccionar doblemente
  • Evitar factores agravantes
  • Reeducación conductual

Estas medidas pueden mejorar o estabilizar la fuga en casos leves o moderados.Opciones terapéuticas no invasivas primero


Rehabilitación del suelo pélvico y terapias físicas

Fortalecer los músculos del piso pélvico puede aumentar la resistencia del esfínter:

  • Ejercicios tipo Kegel adaptados al hombre: contraer los músculos que usarías para detener la orina durante algunos segundos, y luego relajarlos. Repetir varias veces al día.
  • Usar biofeedback y estimulación eléctrica para mejorar la conciencia y el reclutamiento muscular.
  • Terapia manual y técnicas de movilización pélvica, cuando haya alteraciones musculares o tensionales coexistentes.

Aunque los resultados pueden variar y los estudios aún son heterogéneos, esta estrategia ofrece efectos beneficiosos, especialmente en los primeros 6–12 meses posquirúrgico.


Neuromodulación y métodos complementarios

Cuando la rehabilitación muscular sola no es suficiente, pueden considerarse:

  • Estimulación del nervio tibial posterior (PTNS): método menos invasivo para modular la función vesical, que ha mostrado mejoría en urgencia y frecuencia (no siempre específica para esfuerzo).
  • Estimulación eléctrica percutánea o interna combinada con ejercicios del piso pélvico.

Estas técnicas son más frecuentes cuando hay componente de urgencia mezclada o disfunción vesical concomitante.


Opciones quirúrgicas y dispositivos

Cuando la fuga es significativa, persistente pese al tratamiento conservador y afecta la calidad de vida, se evalúa intervención invasiva. Las recomendaciones sugieren considerar cirugía a partir de 6 a 12 meses si la mejoría no es suficiente.

Aquí se describen las principales opciones.

Técnica / Dispositivo Indicaciones típicas Ventajas principales Limitaciones / riesgos
Esfínter urinario artificial (EUA) Fuga moderada a severa Buen control, versátil Complicaciones, mantenimiento, coste
Sling masculino / malla Fuga leve a moderada, no irradiado Menos invasiva que EUA Menos eficaz en casos severos
Balón ajustable / compresivo Pacientes con buen tejido uretral Ajustable, menos agresivo No indicado en irradiados, riesgo de erosión
Agentes de voluminización Pacientes que no toleran cirugía Técnica ambulatoria Efectos limitados y temporales

La elección depende de muchos factores, estado del tejido, radioterapia previa, preferencia del paciente, comorbilidades. Este proceso debe hacerse a través de decisión compartida entre el paciente y el urólogo.


Recomendaciones prácticas para pacientes

  1. Hablar abiertamente con el profesional de salud: el tabú social y el silencio retrasan el diagnóstico y tratamiento.
  2. Ser constantes con las terapias conservadoras: ejercicios y cambios conductuales pueden prevenir empeoramientos y aportar mejoras.
  3. Llevar registro del progreso (fugas, frecuencia, volumen) para ajustar estrategias.
  4. Seleccionar centro con experiencia en urología reconstructiva, con especialistas en continencia masculina.
  5. Consultar siempre riesgo-beneficio con cada opción terapéutica, entendiendo limitaciones y expectativas realistas.

La incontinencia urinaria de esfuerzo en hombres es una condición menos frecuente que en mujeres, pero que puede tener un impacto considerable en la calidad de vida.

Su origen está muchas veces ligado a cirugía prostática, radioterapia o alteraciones neuromusculares. Un diagnóstico riguroso permite diferenciarla de otros tipos de incontinencia y cuantificar su magnitud.

Las guías actuales promueven comenzar con estrategias no invasivas cambios conductuales, reeducación del suelo pélvico, neuromodulación, para luego considerar opciones quirúrgicas cuando la recuperación espontánea no es suficiente.

Entre las alternativas, el esfínter urinario artificial y las mallas masculinas son las más consolidadas. Aunque ningún método garantiza éxito absoluto, muchos hombres alcanzan un control efectivo y una mejora notable en su vida diaria, siempre bajo supervisión especializada.

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