El acceso al crédito ha sido, tradicionalmente, un privilegio reservado a quienes cumplían ciertos requisitos estrictos: tener un empleo fijo, un historial crediticio impecable, avales sólidos, ingresos demostrables
Para muchas personas —trabajadores autónomos, jóvenes sin historial, personas con pequeños incidentes en su pasado financiero— las puertas de la financiación tradicional estaban cerradas. Las opiniones de quienes han sido rechazados por los bancos son de frustración e impotencia: la sensación de estar atrapado en un círculo vicioso, donde no se puede acceder al crédito porque no se tiene historial, y no se puede construir historial porque no se accede al crédito.
Para romper este círculo, plataformas como Creditando están trabajando en democratizar el acceso a la financiación. Esta ayuda consiste en utilizar tecnología y criterios de evaluación más flexibles para ofrecer oportunidades a personas que, de otro modo, quedarían excluidas del sistema financiero. La facilidad financiera que aporta tener acceso a un préstamo cuando se necesita, aunque no se cumplan todos los requisitos tradicionales, puede ser la diferencia entre salir adelante y hundirse. La rapidez en la respuesta, la tranquilidad de ser evaluado de forma justa y la felicidad de ver que se confía en uno son los grandes valores de esta nueva forma de entender la financiación.
Los límites del modelo tradicional
El modelo tradicional de concesión de crédito se basa en criterios muy rígidos. Los bancos evalúan el riesgo de cada solicitante utilizando principalmente dos fuentes de información: el historial crediticio (registrado en ficheros como ASNEF o RAI) y la documentación de ingresos (nóminas, declaraciones de la renta, balances contables).
Este modelo funciona bien para un perfil de cliente muy concreto: el empleado por cuenta ajena con contrato indefinido, que lleva años trabajando en la misma empresa, que nunca ha tenido un impago y que puede demostrar ingresos estables. Pero deja fuera a muchísimas personas que no encajan en este molde.
Los trabajadores autónomos, por ejemplo, pueden tener ingresos variables que son difíciles de documentar de la forma que los bancos exigen. Los jóvenes que acaban de empezar su vida laboral no tienen historial crediticio, lo que los hace invisibles para el sistema. Las personas que han tenido un pequeño incidente en el pasado (un impago puntual por una situación excepcional) quedan marcadas durante años, aunque su situación actual sea sólida.
La experiencia de ser rechazado por el sistema tradicional, a pesar de tener capacidad real de pago, es frustrante y excluyente. Y esta exclusión tiene consecuencias graves: sin acceso al crédito, es más difícil emprender, invertir en formación, hacer frente a emergencias o simplemente mejorar la calidad de vida.
«La experiencia de ser rechazado por tres bancos diferentes, a pesar de tener un negocio rentable, fue desmoralizadora. El problema era que, como autónomo, los ingresos variaban de un mes a otro, y eso asustaba a los bancos. Encontrar una plataforma que entendiera la realidad de los autónomos y evaluara la capacidad de pago de forma más flexible fue un alivio enorme. Esa ayuda fue fundamental para poder seguir adelante con el negocio».
Nuevos criterios de evaluación
Las plataformas de financiación alternativa como Creditando están utilizando nuevos criterios de evaluación que van más allá del historial crediticio y las nóminas. Gracias a la tecnología, pueden analizar muchos más datos y obtener una imagen más completa y precisa de la capacidad de pago del solicitante.
Por ejemplo, pueden analizar el comportamiento de las cuentas bancarias: los ingresos y gastos de los últimos meses, la regularidad de los ingresos, la capacidad de ahorro, los patrones de gasto. Estos datos, analizados con algoritmos de inteligencia artificial, pueden ser mucho más reveladores que un simple historial de crédito.
También pueden tener en cuenta factores como la formación, la experiencia laboral, el sector en el que se trabaja, la antigüedad en el domicilio actual, las referencias personales. Todos estos datos, combinados, permiten hacer una evaluación del riesgo mucho más matizada y justa.
Esta evaluación más completa beneficia tanto al prestamista (que puede identificar buenos clientes que el sistema tradicional rechazaría) como al solicitante (que tiene más oportunidades de ser aprobado). La rapidez con la que la tecnología puede procesar todos estos datos y tomar una decisión es, además, mucho mayor que la de los procesos manuales tradicionales.
La inclusión financiera como objetivo
El objetivo de democratizar el acceso a la financiación no es solo empresarial; es también social. La exclusión financiera perpetúa la desigualdad. Las personas sin acceso al crédito tienen menos oportunidades de mejorar su situación, de emprender, de invertir en su futuro. Están atrapadas en un ciclo de precariedad.
Al ofrecer alternativas de financiación a quienes el sistema tradicional excluye, plataformas como Creditando están contribuyendo a la inclusión financiera. Están dando oportunidades a personas que, de otro modo, no las tendrían. Y estas oportunidades pueden ser transformadoras.
Un pequeño préstamo para comprar herramientas puede permitir a un trabajador manual mejorar su productividad y aumentar sus ingresos. Un préstamo para financiar un curso de formación puede abrir nuevas oportunidades laborales. Un préstamo para hacer frente a una emergencia médica puede evitar que una familia caiga en la pobreza. La facilidad financiera que aporta tener acceso al crédito en el momento adecuado puede cambiar vidas.
«La tranquilidad de saber que, aunque se hubiera tenido un pequeño problema financiero en el pasado, todavía había opciones, fue inmensa. La plataforma no solo miró el historial negativo; miró también la situación actual, los ingresos regulares, la capacidad de ahorro. Y decidió dar una oportunidad. Esa confianza fue el empujón que se necesitaba para salir adelante. La felicidad de poder demostrar que se era digno de esa confianza fue indescriptible».
La responsabilidad en la concesión
Democratizar el acceso a la financiación no significa conceder crédito de forma irresponsable. Al contrario, requiere una evaluación aún más cuidadosa, porque se está trabajando con perfiles de mayor riesgo. La clave está en encontrar el equilibrio entre inclusión y responsabilidad.
Plataformas como Creditando utilizan tecnología avanzada para evaluar la capacidad de pago real de cada solicitante. No se trata de dar crédito a todo el mundo, sino de identificar a aquellas personas que, aunque no cumplan los criterios tradicionales, tienen capacidad real de devolver el préstamo.
Además, la responsabilidad implica también ofrecer condiciones justas y transparentes, educar al usuario sobre los riesgos y las obligaciones del crédito, y proporcionar ayuda en caso de dificultades. Un préstamo que hunde al usuario en una espiral de deuda no es una ayuda; es un problema. La verdadera inclusión financiera pasa por ofrecer productos que mejoren la situación del usuario, no que la empeoren.
El papel de la tecnología
La tecnología es la que hace posible esta democratización. Los algoritmos de inteligencia artificial pueden analizar miles de datos en segundos y detectar patrones que serían invisibles para un analista humano. Pueden identificar a buenos pagadores que tienen perfiles atípicos, y pueden detectar riesgos ocultos en perfiles aparentemente impecables.
Además, la tecnología permite automatizar gran parte del proceso, lo que reduce los costes operativos. Y estos ahorros pueden trasladarse al usuario en forma de mejores condiciones. La rapidez y la eficiencia de los procesos digitales son también un valor en sí mismas: permiten dar respuestas en horas en lugar de en días o semanas.
Pero la tecnología no lo es todo. Detrás de cada algoritmo debe haber un equipo humano que entienda las limitaciones de la tecnología, que revise los casos complejos y que ponga el foco en el bienestar del usuario. La combinación de tecnología y toque humano es la fórmula del éxito.
Un futuro más inclusivo
En conclusión, democratizar el acceso a la financiación es uno de los grandes desafíos y oportunidades del sector financiero moderno. Millones de personas están siendo excluidas del sistema tradicional, no porque no tengan capacidad de pago, sino porque no encajan en moldes rígidos y obsoletos.
Creditando y plataformas similares están liderando el cambio hacia un modelo más inclusivo, más justo y más eficiente. Al utilizar tecnología para evaluar el riesgo de forma más completa y matizada, están abriendo las puertas de la financiación a personas que merecen una oportunidad. La tranquilidad de saber que se puede acceder al crédito cuando se necesita, la felicidad de ver que se confía en la propia capacidad y la esperanza de poder construir un futuro mejor son los regalos de esta revolución financiera. El futuro de la financiación es inclusivo, y ese futuro ya está aquí.









